Mensajes Encriptados

Tengo la necesidad absurda y masoquista de creer
En la existencia quimérica de un lenguaje oculto,
Encriptado en cada acorde
Codificado en sus estrofas
De una frecuencia atemporal e ilimitadamente interconectada
Vacía si tu no estas,
pero que todavía la racionalidad y sensatez no arrebata el sentido.

Quiero creer que mientras
Los mensajes se componen
Con hiel, dolor y melancolía bajo un pentagrama ensordecedor,
Disuasorio,
Electrónico
y de la más profunda efervescencia y banalidad,
Cuando los escuchas…
Erizan tu piel, horadando y canibalizando las memorias.

Quiero creer que te secuestran hasta
A esas tardes de embriaguez en mi melancolía y contrafactuales frente a la pantalla
Hasta aquellas noches donde me sirvo asolas el amargo olvido gota a gota sobre el cristal
y lo siento dejar morir rasposo por la garganta 
Calentando lo entumecido de mi cuerpo.

Quiero creer que te toman hasta
Los lugares más recónditos de la fría miseria de mi cama
Aquel lugar donde yacía con un agujero en el pecho
y los caramelos amargos bajo la lengua mientras le recitaba
en dictado estricto a mi sierva Soledad el mensaje,
Y con pulso titubeante le cedía mis sandalias
Esperando que, como los mensajeros de sol, sin escritura alguna
De solo fijación oral, entregara un susurro melódico a tus oídos
Y te lavaran los pies, calzando hasta tu tobillo las trenzas
Para que sintieras el vacío, la amargura,
Pero por sobre todo el calor…








“Hola soy yo! Bienvenidos, es otro día más!”...
Todavía estoy transmitiendo en la radio
Desde lo que fue nuestro canal
Aquella frecuencia que abandonaste.
Cada día sigo transmitiendo
Como un sobreviviente frente al genocidio
Mientras quede calor
mientras quede melancolía…

Quiero creer que algún día estos aullidos quedaran grabados
Y viviré de mis interlocutores,
mis lectores 
a través de estas sandalias que mi sierva sustrajo de mi cuerpo
y los mensajes encriptados en La Casa.