Vertigo

Oh god help me
Oh inexistent god help me
I feel so sick...
I only can feel myself falling
But... I'm not falling anymore.

I've looked my feet on the ground time long
Looking for if the ground is still here
But... if i'm not falling anymore
What is this blue illness?
Why i feel so sick all long?
Is There a Cure?
I just wanna stop this vertigo
I just wanna stop feeling the fall

B.Rosso

De meditaciones y deseos

Ally

Tengo esa presión en el pecho
Que preside al nudo en la garganta,
Pienso en ti y en la compañía que me falta
En esa compañía que escurre por los bordes de mi copa
Esa compañía que aliviana el vacío y anestesia el dolor
Ese dolor interior indescifrable, inconmensurable
Que me consume de vez en tanto.

Deslizo los dedos por las curvas traslucidas
Sintiéndome tan frágil como el cristal que las ciñe,
Frágil como la copa expectante al margen de la mesa,
Al filo del abismo,
Que en un azaroso movimiento cae
Sucumbiendo su existencia en un segundo
Tangible, fatal y fulminante.

Suelo repetir como una letanía
La advertencia que deje enmarcada en mi cabeza
El día en que tuve como epifanía
La primera y la única certeza
De estos días y noches que curso consciente,
Sin embargo soy débil
Y cada letanía arrojada al viento ahora
Le siento morir deslizándose por la comisura de mi labio en una gota destilada.

Deseo conmigo quizás mi único deseo real
Deseo mi única certeza
Deseo eso que no tengo
Deseo mi contradicción,
Deseo un objeto de deseo
Que quizás en su deseo
Solo hay objetos que desear.

Encontrar, conquistar, destruir,
Insensatez, advertencia y letanía
Capricho, necesidad, deseo.

A veces me gusta pensar
Que entre todos, no hay todos,
Solo soy yo y la nada.
Sin embargo a veces no estoy segura,
Y no sé si estoy preparada para lo que deseo,
Si deseo aquello que quiero que desees,
No creo poder jamás conseguir aquello
Que no estoy segura de desear…
Sin embargo la certeza de aquella sensación de deseo es certeza firme,
Y aquel deseo por ti al borde del capricho,
Insensato es infranqueablemente irreversible.

Meditaciones y preguntas…
¿Estás segura de la conciencia de tu deseo?
¿Qué estas dispuesta a apostar por lo que deseas?
¿Qué estas dispuesta a perder por lo que deseas?
¿Sabes dónde pisas muñeca de porcelana?

Insensata respuesta,
Nunca parezco tener la respuesta correcta,
No me quejo, no soy de manejar muy bien las preguntas.
Demasiado vacío para pensar
Demasiada niebla para dilucidar,
Demasiado tarde para dar marcha atrás.

Vacio.

Allyson

El líquido de azul Caribe se mecía bajo mis ojos, dejando tenues aureolas con el movimiento de mi muñeca. Lo miré un segundo que pareció una eternidad, o quizás tan solo fue una eternidad que pareció un segundo... No lo supe.

Tan solo 1 Oz de azul de curacao había sido suficiente para teñir el vodka puro que aguardaba a mis labios en el borde de la copa martini. Ese color azul que me ayudaba a no pensar en la ausencia de sensación del vodka puro descendiendo por mi garganta, y me hacía sentir un tanto más normal, pero, finalmente, al caer en la razón de esta meditación me daba cuenta que eso no había servido de nada, solo era una mera medida estética, como todas las soluciones que había tomado últimamente, sin poder atacar la raíz de nada. Tome con la yema de mis dedos el tallo de la copa y de un solo trago la mitad de la copa se deslizó por mis labios como agua.

Estaba viva, era una estúpida, era como un Louis cualquiera, no había sido capaz de tomar la oportunidad cuando estaba frente a mis ojos, sonriéndome con sus hileras de triangulares y afilados colmillos. Y de paso, había dejado la cagá, como siempre. No fui valiente, y ahora, ahora no sabía si arrepentirme por ser tan cobarde, o sentirme mal, por haber deseado algo tan fatídico para mi persona cuando realmente, por último hubiese hecho otra cosa que no perjudicara nada, y solo buscar ese algo que llene mi vacío, para estar completa, para sentir algo, sentir una mísera cosa que haga encajar todo y me dé un significado de pertenencia que todavía no tengo a ningún lado. A veces dudaba que tan acertada había sido aquella decisión, todos los recuerdos por algo efímero. Algo que quizás no debí haber dado. Entregar algo tan preciado por algo tan igual de valioso si tan solo hubiese sido verdad… Para mí quizás ahora tuviese algo de sentido.

El aliento del demonio estaba solo a un centímetro de mi cuello, saboreando el momento, creo que nadie como yo se le había presentado tan presta a recibir al verdugo. Y pude ver la satisfacción y la decepción en el brillo de sus ojos al observarme en la barra. La sensación compartida de quienes se reconocen de entre el mar de lo desconocido. La certeza.



Dos Días atrás

Como me gusta trabajar en donde trabajo. Nunca hay tiempo... Todo pasa en cuestión de horas y nunca hay tiempo... para estar triste, para pensar en exceso, para aburrirse, para no hacer nada que no sea dejarse llevar y mimetizar con la sensación que arrastra y todo apremia. Todos quieren ir rápido. Los que quieren reír, quieren hacerlo ahora. Los que desean compañía, desean conseguirla ligero, los que desean morir, lo desean súbitamente, no tienen tiempo, los suicidas siempre quieren tener los ojos cerrados antes que llegue el nuevo amanecer. Y sin embargo, a pesar de lo vertiginoso… Todo es tan como siempre.

Pero hace dos noches, la oportunidad se sentó frente a mí, esperando que fuera la anfitriona de su velada, en cuanto lo vi supe lo que era. Tanto tiempo con Nicholas me había otorgado la capacidad de que ya no pasaran los de su raza desapercibidos frente a mis ojos. Y por un segundo recordé cuando aquella tarde, en el pasto tendida en su regazo, sumergida en una espesa tristeza envuelta en vacío, le había preguntado si podía hacerme el favor de darme la muerte definitiva "hipotéticamente" hablando, y él había aceptado con solo la condición de decirle el porqué de mi decisión. Y a pesar de estar presta a morir, no pude mirarle a los ojos y decirle mis razones. Y ahí estaba él, sus ojos me venían a buscar a mí y solo a mí. El no haría preguntas, éramos solo dos actores en el papel del ciclo de las cosas, los cazadores y las presas. Miré mis manos. Me preguntaba si él sabía que compartía irónicamente su mismo poder de absorber la vida de las cosas.

Me miró, esperando que me acercara para tomar su pedido, y en cuanto lo hice nuestras miradas fueron cómplices de algo único, que en la noche de hoy, tranquila, estaba más allá de la comprensión de todos los presentes. "Dame algo que suelas beber" dijo el demonio sonriéndome, mientras observaba cada detalle de mí, examinándome. "Me gustan las Margaritas" le respondí. "Entonces que sean dos" le sonreí cortésmente dándome vuelta para preparar la copa de los dos tragos. La sensación de aquel recuerdo erizó mi piel, mirándonos a los ojos, con mi respiración acelerada, jadeante, Nicholas a media voz me preguntaba ¿Que quería?, ladeé la cabeza, sus palabras... Una casa en la colina, niños, yo... sonreí, ni en ese entonces ni ahora pude haberle respondido una certeza, pero si algo sabía eran que aquellas descripciones, eran deseos de otras personas, pero no míos. Sin embargo, en aquel instante cercano y efímero, la respuesta más cercana. El no pudo saberlo... que aquel momento no pude haber deseado nada. No había vacío que llenar. Lo tenía todo. Eso era lo que sentía mientras sus labios me besaban con violencia. La ausencia de vacío. Aquí de pronto, tomando un trago, frente a mí, estaba eso que al parecer había deseado con tantas fuerzas este último tiempo, presto a cumplir mi petición.

La sal se ciñó al jarabe de goma y el contenido de las cocteleras fue vertido en las copas. Las margaritas llenaron el vacío entre nosotros. El tomo la suya observándome, mientras con la mano extendida me alentaba a que tomara la copa sobrante. Por primera vez no repliqué, y violando mi regla de oro de no aceptar tragos a clientes, tomé el cocktail acercándolo a mis labios. El demonio sonrió, yo le correspondí para alzar sutilmente el brazo, sin embargo, cuando líquido tocó mis labios me detuve en seco, para mirarle y ladear mi rostro dedicándole una sonrisa, una sonrisa que acompañara la suya y le pregunté "Antes de tomar me gustaría saber, ¿Por qué brindamos?" el recipiente esbozó una risa melodiosa, grácil, seductora. El recipiente era muy apuesto, hasta me parecía ver que sus ojos marrones con esa tonalidad rojiza dantesca parecían regocijarse al igual que su risa, y se detuvo un momento, para mirarme y extender ligeramente su copa, liberando su dedo meñique apuntándome y en ronroneó felino responderme "Por ti querida, ¿Porque más habría de brindar?" guiñó un ojo para alzar su copa "A tu salud Allyson Cooper" mientras el líquido del color de la limonada descendía por su garganta. El demonio era nuevo, su lengua más larga de lo normal, toscamente, casi de una forma imperceptible al ojo humano lamió el borde de la copa, para luego dejarla en la mesa con una muy poca motricidad fina, como si de un jarro de cerveza se tratase, sobre la barra, miré todo esto con detenimiento, mientras bebía la margarita de un solo golpe, y a diferencia del demonio dejarla con sutileza sobre el acetato de la barra.

"No sabes cuánto te he buscado escurridiza Allyson, fue como si de pronto hubieses desaparecido de Canadá" musitó relamiendo sus labios, y de un movimiento raudo y certero, tomándome por sorpresa, tomó mi muñeca. "Pero cometiste un error al volver" rió, una risa sádica que le removía el cuerpo por completo, le miré impávida, observando, su descontrolado "control" de sí mismo, y continuó "Tuve que aliarme con un imbécil, pero será fácil disuadirlo para que se aleje", una aversión comenzó a removerse dentro de mí por este ser "Pero no compartiré nada, tu eres mía" Le solté la mano, mientras aquella frase me transportaba tenuemente a aquella noche... un "Soy tuya" se escapaba de mis labios en un jadeo, otro escalofrío me recorrió por entero ante la visión que había venido a mí como un pantallazo y cuando volví en mí, encontré al demonio frunciendo el ceño, con una mano tomando la muñeca contraria, muñeca que terminaba en unas afiladas garras. Estaba enojado, algo le había hecho a su mano. "Noto manchas" gruñó y río. "Eso es imposible, en estos tiempos los demonios no tienen mascotas, se las comen y más si son inmortales, estamos en tiempos violentos" musitó riendo. "Y estoy seguro de que estas sola" su tono interesado iba in crescendo a medida que se inclinaba hacia mí. "Eras demasiado molesta y tu guardián renuncio, y tu guardiana actual, Aura, tiene mejores cosas que hacer con el que andar buscándote." sonrió. El demonio me había estado investigando acuciosamente. "Todo marcha como siempre desde que desapareciste" Me miró detenidamente "Todos se las arreglaron para prescindir de ti" Apreté el mortero de mi cinturón, por menos palabras que la de este weon me había ido presa por sacarle los dientes a un tipo con el mortero que ahora empuño, sin embargo a la tristeza dentro de mí, le parecía sensato aquella declaración, a pesar de que yo no amaba a Francis, me dolía pensar lo rápido que lo había dejado todo. Sin embargo eran tal para cual y de cierta forma hasta me parecía algo de esperarse. "Noto la tristeza en tus ojos inmortal..." la hilera de afilados dientes se mostró ante mí, tomó rápidamente mi mano "Siento que ambos podríamos sacar provecho de esta situación" me miró tomando nuevamente mi muñeca "Has perdido la voluntad de vivir, por eso no huyes" mis ojos se clavaron impávidos en su mirada ansiosa. "Un inmortal reconociendo un demonio como lo has hecho, ya hubiese hecho algo" concluyó.

Miré la muñeca. Miré la copa. Miré el bar. "Si te acompaño, ¿En cuánto termines, te irás?, no quiero que nadie salga herido, no quiero siquiera se note que morí."

"De hecho hasta te puedo hacer el favor de desaparecer tu cuerpo" ladeó el recipiente su rostro de modo persuasivo. Reí, una sonrisa sarcástica, ladeada. "Ha, un demonio considerado, que suerte la mía”. "Es que tú no eres cualquier inmortal" sonrió. Enarqué una ceja. "Contigo tendría el tercio de tu vida sin necesidades... Y sería nombrado general, eres mi llave a nuevas posibilidades" la hilera de sus dientes se iba ensanchando con solo pensarlo. "Que bien, con lo que me gusta ayudar..." acoté irónica. 

Extendió la mano. "¿Así que ya todo hablado, podría acompañarme, señorita Cooper?" agregó el demonio y yo asentí. "Si, solo dame un segundo" dije para soltar mi muñeca, pero el demonio volvió a tomarla con violencia y me acercó a él, para mirarme fijamente a los ojos, sosteniéndome la mirada "Solo un segundo, no tengo mucho tiempo, no me gustaría encontrarme con La Orden después de tu muerte" susurró en voz baja frunciendo el ceño de tan solo pensarlo "Estoy siendo civilizado, pero si intentas escapar, esto se podrá feo, y todo terminará peor para ti" gruñó entre dientes, amenazante. Enarqué una ceja "Voy solo a pedir permiso para salir a "hablar" contigo" musité apuntando al chico de más al fondo que era mi especie de supervisor " Si me sacas de aquí de mala manera esto se formara una masacre y ya no colaborare contigo" musité. El demonio ladeó el rostro pensándolo, gruñó un par de improperios en un idioma arcano, ladeé los ojos "Pobre de ti y de los que te rodean Cooper si me engañas" suspiré, para luego sentir como soltaba mi muñeca, tomé ambas copas y las deje en el apartado de limpieza para ir a hablar con el supervisor. 

"Víctor, oye, tengo un asunto que conversar con..." el moreno de cabello castaño me miró ladeando el rostro interrumpiéndome con el ceño fruncido "... ¿Te está molestando ese de allí?" giré apara ver que señalaba el demonio, suspiré, no era fácil decir que estaba atrás hace unos segundos negociando mi muerte con un demonio así, que me giré para volver a mirar a Víctor y decirle "No hay problemas Víctor solo un amigo que me vino a ver, muy efusivo, tu sabes... algo impulsivo, todos tenemos malos días" le sonreí, Víctor me correspondió "Tomate los que quieras Ally, cuando dejas la barra y vuelves tenemos el doble de propinas" rió "Tienes a los clientes maravillados con tu trabajo" agregó. "Gracias Víctor" sonreí para dejar el delantal negro colgado y salir, el demonio me esperaba. Y mientras caminaba hacia el miré un momento el cinturón, demonios, ya le va a dar la paranoia a este tipo si me ve con esto, pero ya era muy tarde, sentía que si retrocedía a dejarlo, se molestaría, comenzaría a gritar de la conspiración y la cagá, así que seguí caminando. El demonio me tomó por el hombro y comenzó a guiarme fuera del bar.

"Tengo curiosidad, ¿Quisiera saber cómo un inmortal pierde la voluntad de vivir?" preguntó. "Dicen que cuando consumas toda mi existencia no solo tendrás mi energía, sino que también tendrás todos mis recuerdos, todo de todo, así que te dejo eso para tu interpretación y meditación en tiempo libre cuando ya no esté" el joven rió y siguió caminando, rumbo puerta de seguridad fuera del bar, pasamos un pasillo lleno de cuero rojo y negro con espejos y al observar mi reflejo, mi mirada, recordé la mirada de Bianca y me transportó cuando estaba en el patio, hace varias semanas atrás, cuando Bianca me había mirado largo rato, y había dejado aquel papel, y de pronto me pregunté, si a esto se refería ella, y que tan a fondo pudo saber acerca de mi vacío, podría ser tantas cosas, sin embargo mi mirada, mi rostro de pronto se me antojo gemelo y... mientras miraba las zapatillas en el asfalto caminar tras los del chico pensaba, pensaba tantas cosas, y pensé en Nicholas, me preguntaba qué pensaría de mi muerte, seguro que decía una frase como: "esa inmortal estúpida se lo buscó" o frases por el estilo muy de su estilo, pero en el muy en fondo había llegado a la conclusión que Nicholas se lamentaría como se lamentaría si se le perdiera su estampilla de edición limitada, única en el mundo de la Alemania Nazi en Bariloche del 45, poniéndolo en el caso hipotético de que Nicholas tuviese el pasatiempo de coleccionar estampillas, creo que siquiera tan importante, eso último fue demasiado egocéntrico de mi parte. Dejémosle en su querida estampilla de la Alemania Nazi del 43, eso sonaba algo más acorde, solo una cosa curiosa, pero finalmente reemplazable. "En que piensa inmortal..." preguntó el demonio. "Ya te dije ya, que cuando me muera sabrás que wea estaba pensando, así que déjame pensar mis weas antes de morir, gracias" respondí encogiéndome y de mala gana, mientras el demonio esbozaba una carcajada. Y mientras seguía caminando, seguía pensando en Nicholas, las conversaciones con Nicholas, yo sirviendo sus sosos y caros tragos de Whiskeys de 18 años, su sonrisa cuando me hacía bullyng, complacida, todas aquellas mandadas a la chucha, que al final nunca me moví. "Por el moderador, no puede ser que los últimos momentos antes de morir esté pensando en este weon" dije mientras con la base de la mano me mandaba un "face palm" durísimo en la frente que me dolía, por pocos segundos, como intentando sacar aquellos recuerdos de mi cabeza. El demonio frunció el ceño observándome, tomo mi muñeca, y comenzó a arrastrarme, al parecer había comenzado a perder el paso. Lo miré, y sentí el vacío, la misma desesperación el mismo ahogo frente a la azotea, pero en aquel entonces por aquel momento, mi vida parecía en mi perspectiva sin salida, como ahora, sin embargo había decidido darle una segunda oportunidad, sentir... sentir... ahora sentía algo en el pecho. 

Me giré un momento para observar las luces del bar alejarse tras de mí, y sentía algo, sentía una profunda tristeza, una tristeza distinta, y ya no había vacío, todo estaba inundado por una pena, profunda, mis pies se aletargaron, y el demonio giro para verme mirar el bar alejarse. "¿Esta dudando señorita Cooper?". No respondí. "No hay vueltas atrás" sonrió el demonio. El vacío había sido suplantado, y ya no estaba tan segura de que morir estuviese entre el top five de las opciones, una especie de fuerza comenzó a remolinarse en mi interior, la había sentido antes, esa adrenalina, esa adrenalina arremolinada en la boca del estómago, esa cosa que me hizo girarme y dar una segunda oportunidad la primera vez, y recordé las palabras de Deli, "Los inmortales están programados para sobrevivir", y ahora irracionalmente, contradictoria y bipolarmente ya no quería morir, y recordé a Louis, pero creo que a diferencia de Louis a él le esperaba Lestat y la vida eterna, mientras yo, yo iba a otro fin, ese fin que quería Louis, ¿Esto era lo que quería? Si y no, quizás sí, pero no de esta forma, quizás sí, pero esto no era todo lo que quería. Mire al hombre, me detuve, el demonio se giró para verme con un gruñido. "Veo incertidumbre en tu mirada" gruñó. Me aferró la muñeca con fuerza, mis dientes se apretaron, "Se acabaron las cosas civilizadas", y me atrajo hacia sí tomando el cabello rubio y mi cuello a sus labios "Huelo el tiempo de esta realidad en tu piel" gruñó y al sentir su aliento sobre mi cuello me encogí. Miré los ojos del recipiente, entintados de un rojo violento, entonces posé una mano sobre su muñeca, el hombre rió, y entonces miré mi mano "Eres tan débil y menuda, tranquila esto acabará pronto". Mierda, mierda, mierda, tanto tiempo sin hacerlo que me había olvidado… Recuerdo que la última vez había sido con Nicholas, una vez que me había sacado de quicio, entonces el demonio observó la cicatriz de mi cuello, le escuche sonreír "Veo que no soy el primero que lo intenta" era cierto, que yo recordara la vez que había conocido a Trent, un demonio que estaba como una puta cabra igual que este, me había hecho algo similar y de pronto sentí clavarse unos dientes en el hombro un chillido de dolor se escapó de mis labios, mi mirada se clavó en un hilo de sangre que cayó en el pavimento, mis manos se clavaron en las suyas, mientras sentía como las piernas me flaqueaban e iba olvidando cosas de amontones, y ya estaba segura súbitamente, que no quería morir y no iba a morir aquí, no ahora, y no con este tipo. Mi mano se aferró a su piel y de pronto sentí como me liberaba el cuello y esbozaba un grito, caí de rodillas al suelo con la mano en el charco de sangre. El demonio iracundo me volvió a sujetar por el cabello tirándome hacia arriba, girándome, obligándome a mirar su muñeca. "¿Qué mierda le hiciste a mi brazo?" ladró mientras me señalaba su antebrazo el cual humeaba y se le veía partes de hueso y piel. Y entonces me tiro contra el suelo, para abalanzarse sobre mí. Me contorsioné sin resultado alguno, por su peso sobre el mío, era totalmente claro que él era más fuerte que yo y volvió a clavar los colmillos esta vez entre mi hombro y mi pecho, el grito se quedó en los labios, y recordé a los Combies, un recuerdo lejano, el demonio quería terminar de consumirme lo más rápido posible. A continuación mis manos se aferraron a sus cabellos, mientras sentía su mandíbula que de un momento a otro, sus dientes, comenzaba a ralentizarse cada vez más, hasta que de pronto se detuvo, mis manos ardían, como si tocara fuego. Mis uñas en su piel se encajaban hasta que sentí correr sobre mis manos la sangre del reciente, mis venas, ardían, la adrenalina, el corazón latía como nunca lo había sentido latir antes, lo aparté con violencia de mí y observé como el recipiente convulsionaba a mi lado, con la mirada vacía y la boca abierta. Entonces me tiré sobre él, con un ímpetu que no había experimentado previamente y tome su cráneo, para comenzar a azotarlo contra el suelo, hasta que se quebró y el recipiente dejó moverse, la sangre corría en el pavimento y mis ojos se colocaron sobre los suyos observando las facciones del cuerpo sin vida, mis manos tanteando su rostro sintiendo un hambre que no había sentido en el pasado, pues se alimentaba con algo que no era comida, alimentado por el hormigueo de mis manos. Entonces la piel del recipiente comenzó a envejecer ante mis ojos, el cráneo decrepito cada vez menos irreconocible, hasta que finalmente solo quedo un poco de carne adherida a los huesos. 

Mis manos no parecieron entenderlo y las uñas siguieron aferrándose los huesos cubiertos de una delgada cobertura que parecía vestigios de piel, hasta que los sentí crujir debajo de mí. Repentinamente pude sentir el sonido de pasos acercándose con rapidez, entonces me erguí, frunciendo el ceño un tanto desorientada por el exceso de nuevas sensaciones, y caí al suelo sintiendo otro peso sobre mí, un hombre con los ojos entintados de un color negro, se colocaba a un par de centímetros de los míos, me removí salvaje, rasguñando, arañando y mordiendo, mientras el hombre, un chico moreno y de aspecto árabe, luchaba intentando sujetarme encajando sus uñas en el agujero que había dejado su otro compañero en mi cuello, sin embargo no me dolía, no sentía, solo quería morderlo, desgarrar su piel sentir el sabor a sangre, y gastar toda la violencia y la fuerza que ahora sentía rompiendo cada fibra del cuerpo de aquel demonio. Entonces el chico esbozo una mueca preocupada, al observar un halo oscuro escaparse de mis labios hasta los suyos, momentos en que se descuidó, clave una mano en su rostro, mano que intentó apartar al joven de forma violenta, pero las uñas se habían clavado en su cara y sus ojos comenzaron a tornarse opacos, a perder su efecto entintado, mientras yo, mis uñas seguían encajándose cada vez más y más hasta que de un tirón terminé arrancándole un pedazo de su mejilla, dejándole ver los dientes y la sangre correr. Una risa y placer al sentir la sangre me extasiaba, hasta que sentí dos disparos, uno que acabo con la agonía del joven árabe frente a mí y el otro me hizo retorcerme de dolor. Sentí un taconeo caminar hacia a mí. 

Me retorcía en el suelo intentando arrancarme el proyectil en el costado, ya había perdido todo pensamiento cuerdo y solo podía reír al recordar la sangre, la piel arrancada, la carne cediendo ante mis dedos. Cuando de pronto una melena de un fulgente rojo con unos ojos grises me observaron curiosos y dolidos, me costó un par de segundos diferenciar que era Laure, le mire con un movimiento rápido recargar con dos balas más el revolver que cargaba, para detonar uno en mi pierna, volví a encogerme, y un gruñido gutural se escapó de mi boca. De pronto sentí su peso sobre mí cuerpo y pensé por un segundo en arrojarla, sin embargo sus palabras murmuraban rápidamente letanías, mientras me acariciaba suavemente la piel con una especie de aceite, y me miraba de igual forma que me había observado aquel joven árabe, con sus ojos entintados de un negro. Después de unos segundos, la violencia de mis espasmos se fueron cada vez haciendo menos frecuentes, y ya no sentía esa ira, ya no sentía esa rabia, y todo, todo, todo el cuerpo comenzaba a dolerme, dejé de moverme. "Descansa Ally ya llegamos" musitó mientras me colocaba un crucifijo en el pecho que ardía levemente. "¿Y los demonios?" pregunté mientras observaba sus ojos "Están muertos" musitó mientras se giraba para hacer unas señas y sentía un frescor en mis rodillas para observar otra melena rojiza, pero esta vez mas anaranjada que roja, y unas manos que tiritaban, ligeramente. "Sujeta firme Giselle, que si se descontrola, a la que atacará será ti" musitó con voz firme y la chica asintió tartamudeando para no dejar de mirar los tobillos. Laure se irguió para tomarme por los hombros "Yo te llevaré Ally, tengo tanta energía demoniaca, como para ser ascendida tres rangos y que el papa me elija guardia del vaticano" Laure rió y yo sencillamente no entendí el chiste. "Eres tan menuda" agrego Laure, para apoyar mi mentón en su hombro y ver como miraba a Giselle "Ya Giselle, haciendo sellos, te quiero haciendo sellos por todos lados" Giselle asintió para comenzar sentir la punta delicada de sus dedos sobre mi espalda. Y así hasta que me metieron en el carro y observé a la fotocopia malvada en la parte de atrás con su capucha puesta en un rincón mirando la escena. "Yo soy ateo, ¿Qué hago? D:" chilló Haku. "Pues niño si todo sale mal, tú serás el primer poseído" Comentó Laure para cerrar la puerta del piloto. Haku chilló en su asiento. "Así que reza porque no seas demasiado apetitoso para los demonios" Dijo Laure para prender el carro y partir "Ya no lo tortures Laure" Comentó Giselle sonriéndole a la pelirroja. "Tú no digas nada, ¡Sellos! ¡Quiero ver sellos paganos!" Ordeno Laure mirando severamente a Giselle, Giselle bufó para continuar sintiendo sus dedos sobre mi piel, pude observar una sonrisa de Laure cuando nadie la miraba, una sonrisa cálida. "Tranquila Ally, cuando lleguemos a la casa con un par de exorcismo, un rato en la habitación blanca y un buen mojito y seguro que se te pasa"
.-.



Y ahí estaba en la parte donde me tomaba el mojito… Sin embargo un mojito no había sido suficiente… Se había acabado el trago y decidí servirme otro, saque la otra botella de vodka del congelador para llenar otra copa y teñirla de azul. Mientras ya no solo era vacío, si no también tristeza, una profunda tristeza. A pesar de ya aceptar que no era lo suficientemente fuerte como para culminar lo que empecé, no podía quitarme la sensación, tome el cuchillo para picar un limón, cortar una mitad y exprimirlo en el trago. Mire el trago un momento, para moverlo sutilmente y beber la mitad. Ladee el rostro y observe el cuchillo, mi reflejo en la superficie pulida, suspire y acerque la palma a su filo, deslizarla suavemente, sintiendo tenuemente el dolor y ver el hilo fino carmesí escurriéndose en una tímida gota. “¿Que estás haciendo?” pregunto una voz masculina. Me gire rápidamente, el cuchillo cayó al suelo y cuando me agache a recogerlo Derrick ya lo tenía en la mano. “Yo…” musite ladeando el rostro apretando el puño. El vampiro sonrió, una sonrisa alargada y cautivadora, camino hasta la barra para dejar el cuchillo en el lavaplatos “Giselle, Laure, Susan o Mary” suspire “No andan por aquí Derek” El vampiro se acercó a mi lado para apoyarse en la barra mirarme y reírse por lo bajo. “¿Y que te hace pensar que busco a alguna de ellas?” pregunto, sonreí, una sonrisa ladeada para acercarme al trago y tomar la otra mitad restante “A veces me gustaría…” musite con la mirada perdida entre la cristalería suspendida de cabeza en mi barra “Que alguien me mirase con la devoción con la que tú las miras” reí por lo bajo, una risa como un suspiro, corto, breve. “Olvida lo que te dije” reí. “Delirios…” me acomode apoyando los brazos en el vidrio y al servirme otro trago la botella se manchó con sangre “Tranquilo, ya cicatrizara”, comente. “No estabas preparada para despertar” me miro “Aunque no lo creas muchos matarían por esa sangre que mancha la botella” señalo el vodka “No creo poder salir en un buen tiempo” suspire cambiando de tema “Veo tu risa quebrada, tus ojos tristes, buscas algo que no sabes que es, lo veo en tu forma de ser, de actuar. En tu fuero interno, a pesar de lo que sabes que eres, tu predeterminación, no quieres estar aquí. Te ves como un pequeño ruiseñor enjaulado” rio por lo bajo, una risa melodiosa “Un ruiseñor mojado en vodka” reí, de pronto mi risa se antojó horrible comparada con la de Derek y lo mire un momento, “Eres más valiosa de lo que crees” comento el vampiro tomando la mano cortada. “Eso dicen… Se cuenta que en mi primera vida hice cosas grandiosas” reí “Y heme aquí, quien sabe cuántos milenios después” estire los brazos “Voila, por más que huya no puedo escapar a la sombra de lo que fui” me acerque, lo mire “¿Pero te digo algo?, no sé si me crees…” ladee el rostro “En mi fuero interno, por más que la curiosidad me mate, hay algo que me dice, una voz más fuerte que me grita… Que debo seguir, y no debo volver” suspire. Derek tomo la botella, la miro un momento para dejarla abajo. “Ven” Derek estiro los brazos tomándome por la muñeca con suavidad, pero firme y me atrajo hacia si “No puedes continuar aquí…” susurraba mientras me abrazaba “Esta es tu tercera botella, hay cuchillos en tu bar, estas triste y estas herida”.

“No hagas eso…” musite a media voz “No me analices” mis ojos se aguaron. “No te puedo decir que voy a ayudarte terminar con ese vacío, porque te mentiría” sonara estúpido, pero nunca había estado tan cerca de Derek, el me encantaba, mas sin embargo, yo no pertenecía a su círculo, ni el al mío. “Ayúdame, hoy no quiero sentir esto” le dije apoyando mi rostro en su pecho. “Sé que no soy de esas que amas, tampoco lo quiero, yo tampoco podría hacerlo…” sentí sus manos resbalar por mis hombros. El vampiro rio, de pronto solo quería quedarme así, necesitaba esto, aunque no fuese mío, a pesar de que yo no pudiese retornar nada, nadie saldría herido, la única cosa frágil en esta habitación era yo y… ¿Qué más se podría romper? ¿Qué más cuando ya todo estaba vacío?

“Derek, yo no puedo darte nada a cambio de esto que quiero pedirte” susurre “Lo sé” contesto, para apartarme de su pecho “Lo sé, sin embargo no quiero nada” sonrió, le sonreí para acercarme a su rostro y reposar su mejilla sobre la mía y susurrar a su oído “Quiero dormir, no quiero estar despierta… No estoy lista” me aparto para mirarme, vi algo de duda en sus ojos, para después mirarme y comenzar a caminar. Le seguí.

“Solo hay un lugar en donde podre verte cuando sea necesario, para despertarte cuando lo necesites” mientras seguía caminando “Todo ira cobrando sentido, ya verás… solo necesitas un “momento”” sus pasos seguían por el pasillo y nos topamos con las escaleras… Íbamos al piso de los vampiros. Subí las escaleras en silencio. Cuando termine de subir la puerta ya estaba abierta, entre para mirar a mi alrededor “¿Dónde está el resto?” pregunte mirando alrededor “Resolviendo sus asuntos de vampiros” rio, su risa… Todo el piso era de madera, el empapelado era blanco con detalles hermosísimos, mire hacia un lado y una habitación redonda dejaba ver un piano de cola y un arpa, mientras del otro lado observaba una habitación repleta de libros. Me tomo la mano. Entre. 

Y había una habitación, con una cama soberbia de madera oscura, con un lindo respaldar de grabados de curvas. Al fondo un pequeño cuarto que dejaba ver varias máquinas de costura, varios maniquís, ese debía ser su taller. 

Lo mire mientras me invitaba a sentarme en la cama “No pensé que tuvieses una cama en tu habitación” masculle observándola, detenidamente, me distraía. “Uno no solo duerme en las camas” me respondió, ladee el rostro para mirarle. “Claro” sonreí, era obvio, me sentí estúpida por un momento mientras me acercaba a él y este se levantaba, tomo mi mano herida para deslizar su pulgar sobre ella y llevarse la sangre a los labios. Me miro, y lo supo, observándome fijamente “Ahora entiendo…” susurro “No sé por qué, pero lo hago” susurre en referencia a Nicholas, el sonrió. “Él es parte también de esa solución” sonreí para ladear el rostro “A veces quiero pensar que si” agregue para dejar unos segundos de silencio, mientras mi cabeza pensaba en el “Lo lamento por mi decisión egoísta” musite por lo bajo para mirarle, bajo la cabeza para volver a mirarme y sonreír como quien lo sabe y no le interesa. “Prometo que no dolerá” musito Derek sentándose al borde de la cama y colocando su mano en señal de invitación. Reí por lo bajo por su frase gentil “Por el contrario Derek, que tenga que doler todo lo que tenga que doler” me acerque a él para sentarme en su regazo y sacarme el sweater , dejando ver así la piel blanca, el encaje y las vendas “No tengo problemas con el dolor. Siempre e mejor sentir algo a que no sentir nada...”