De que vale la pena
ser atravesada por las espinas
Si la sangre que duerme entre las canaletas
Ya no tienen sentido.
Estas tan cerca que...
Has atravesado cada uno de mis sentidos
Horadado cada pensamiento cuerdo
Apuñalado de muerte cada hora
Penetrado cada palmo del cuerpo
Aferrándolo como las fauces de un lobo
Fulminándolo como cual doncella de hierro.
Pero sigo viva
No me dejas morir
Y el dolor es inmenso
Ya no puedo tenerlo y vivir,
Ya no podría vivir por su bizarro dulzor masoquista.
Cuando sabe a hiel, a sangre y cenizas
Todo esta manchado con mi sangre.
Y sin embargo,
A pesar del inminente daño colateral
El abismo es tan grande
Las noches son largas, los días cortos.
Las horas son frías a todas horas,
Estamos en invierno
Y me muero de frió.
Y me desangro de dolor.
Y mientras el éxtasis del último suspiro
Ante la inminente entrega
A la necrosis
Al desaparecer
Me pregunto...
Cual era la distancia exacta?
Y me recrimino tarde
Aquel segundo en que aparte las manos
Y las abrí en entrega
Refugiándome en la promesa del calor.
Porque ya no siento en mis miembros
Nada que no sea la fría, dolorosa e indiferente Nada.
La nada significativa que llena un abismo
Cuanto valió al final de todo aquella parábola?
Quizás si me acercara un poco mas...
Otro centímetro, el ultimo centímetro,
Haría el ultimo máximo sacrificio
Para que tomes este hálito que queda.
Quizás, solo quizás así después de morir
Toda esta parábola no solo se quede
Como mera filosofía de un filosofo
Cómodo, sabio y loco.
A. C & B. R